domingo, 4 de agosto de 2013

Mis primeras guitarras

..."Y allí está, en mi muralla, viendo cómo pasan por mi los días, meses y años.   Es el último vestigio que tengo de aquellas, mis primeras guitarras"...
_______________________________________________________________________

No sé cuándo comenzó todo.  Tal vez fue la influencia de mi Madre:  me ha contado que cuando quiso aprender a tocar guitarra, yo era muy bebé y despertaba apenas comenzaba a rasguear las cuerdas.  De eso, no recuerdo.  Eso si, hay evidencia:  el libro de cuecas, y su guitarra acústica que finalmente murió en mis manos (ya les contaré de esto).-

Cuando estaba en el colegio (Quinto Básico), creo era el año 1985, mi Padre compró un cassette:  "20 Grandes Éxitos de Los Beatles".   Pero, el cassette era de él, sin embargo lo comencé a escuchar, una y otra vez, tanto que al final la cinta quedó transparente en algunas partes (se había perdido el material magnético). En fin, por esos años formé un grupo, digamos que era un grupo imitador de los Beatles, pero jugábamos haciendo mímica usando grabaciones originales.  Participábamos en los actos del colegio.  ¿Y los instrumentos? Una escoba para el Bajo, una mesa como Batería, y dos raquetas de tenis.

Si, mi primera guitarra fue una raqueta de tenis que me regaló un Tío (era una raqueta original, firmada por un tenista famoso de la época..)   Y como a mi no me interesaba el tenis, bueno la usé (y abusé), de guitarra.
No tengo foto de esa raqueta (ojalá tuviera alguna).  Esta terminó destruida, gracias a la primera vez que me creí Hendrix, la golpeé contra el suelo y se quebró.  Hasta allí no más llegó mi primera guitarra.   Sólo conservé las cuerdas.-

Mi segunda guitarra, fue la guitarra de mi Mamá.   No tengo muy claro cómo, cuándo ni dónde.  Sólo sé que esa guitarra (acústica, de cuerdas de nylon), terminó destruida -para variar-  debido a que le puse las cuerdas que le había sacado a la raqueta de tenis, y por supuesto la pobre no resistió la tensión y se dobló en dos (¡vaya, vaya qué niño más destructivo!).-


Actualmente, sólo conservo la que podría llamar "mi tercera guitarra", que fue un regalo de una Tía. Con esta guitarra finalmente aprendí a tocar, soñé con música y varias veces la vi convertida en guitarra eléctrica.   También sufrió mis arranques plásticos:  en un afán de personalización, la pinté de manera Psicodélica.  Pero como buen ex-niño destructor, un día del año 1991 me vino otro ataque de Hendrix, y simplemente la dejé caer. Se quebró el mástil a la altura del clavijero. Grave error.-



La historia no termina allí:  una vez que supe que había quedado en la Universidad,  decidí arreglarla.  Así que conseguí que un artesano del paseo Cousiño, la arreglara a un precio módico.    Y así fue como ella viajó en aquel bus que me llevaría a vivir uno de los mejores días de mi vida:  Valdivia.-

Días de lluvia, días de estudio, esperanzas y sueños en esa linda ciudad de ríos y encantos.  Allí estaba ella adornando mis tardes.-
Y me acompañó los cinco años de universidad, hasta que jubiló.   "Gracias" al daño que le produje, su sonido se puso opaco y burdo, pero me sirvió para mantener mis dedos en práctica.   Así que en el último día de universidad, de manera simbólica la colgué para siempre.  Y allí está, en mi muralla, viendo cómo pasan por mi los días, meses y años.   Es el último vestigio que tengo de aquellas, mis primeras guitarras.-