..."La Manzana Roja, quieta está en aquel librero, pero sonriendo al tiempo"...
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Esta es la breve historia de la
Manzana Roja: Llegó a vivir a la casa
de una abuelita durante verano muy lejano. Junto a ella, vivía un niño de mucha
imaginación: Tanto él y la Manzana Roja recorrían la inmensidad de la casa, jugaban en la escala,
mientras el Sol que entraba por la ventana, los abrigaba.
Dibujos, aventuras espaciales, buses imaginarios, viajes al Sur. La Manzana Roja le retribuía no sólo con su
eterna sonrisa, sino también con su música:
el niño solía colocar sus oídos a un lado de ella, y dejar que su baile
hiciera música. La imaginación de ambos,
volaba hacia lugares insospechados.
Los días pasaron, las tardes
eternas se acortaron, la casa de la abuelita se achicó, el niño creció. Pero la amistad se
mantuvo, a lo largo de años. Pasaron juntos terremotos, amores y desamores,
viajes y separación. De todas maneras, la Manzana Roja es feliz en su
propio espacio, adornando con su eterna sonrisa una casa nueva, tal vez
esperando que otro niño la disfrute. La
Manzana Roja, quieta está en aquel librero, pero sonriendo al tiempo.