sábado, 11 de mayo de 2013

Un par de camisas que nunca (nunca), dejaré de tener

..."De hecho son gratos recuerdos, y apesar de que me aburría mucho mientras ella se probaba y se probaba una y otra vez todo tipo de ropas para finalmente no comprar (o comprar una sola prenda). Extraño aquellos días, aún más ahora que no está"...

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Un par de camisas que nunca (nunca), dejaré de tener


Hace unos días atrás, afectado por el fallecimiento de mi querida abuelita ("la Vieji", como solía llamarla), encontré en mi clóset un par de camisas.   Luego se me ocurrió la idea de tomarme un par de fotografías con ellas, y subirlas a facebook.   La verdad es que me gusta tomarme fotos pero no me gusta que se piense que soy egocéntrico.  Sin embargo, ayer, toda la tristeza se me pasó al tener una sesión fotográfica, posando para el lente, la buena mirada, de mi amada Carolina.-


La  Camisa Ochentera

Dos camisas, una de ellas relacionada directamente con mi Vieji: Mi camisa ochentera.   Recuerdo que una tarde, por allí en los ochentas,  después del colegio, solíamos juntarnos en el centro de Viña del Mar, y almorzar en un conocido restaurante chino (el clásico Menú Para Dos, el mismo garzón de siempre, y la entretención de ver cómo cómo crecían mes a mes, los peces del acuario).  Después la caminata hacia el Banco y acompañarla a su pago de pensión: a eso de la tres y media de la tarde, el banco abría especialmente para atender el pago de pensiones. Y a pesar de la cantidad de personas, la fila avanzaba rápido.  No más de diez minutos en ese trámite.   Después, a la Calle Valparaíso, a esperar la apertura de cierta tienda de ropa (por ésos días, el Centro de Viña Del Mar cerraba a las dos para abrir nuevamente a eso de las cuatro y media de la tarde).  Y allí estábamos, mi abuelita y yo -vestido de escolar, con el nudo de la corbata en la garganta- sentados en la banca frente a la puerta, y con paciencia esperar a que abrieran.  Era nuestra tradición, y siempre igual.  De hecho son gratos recuerdos, y apesar de que me aburría mucho mientras ella se probaba y se probaba una y otra vez todo tipo de ropas para finalmente no comprar (o comprar una sola prenda). Extraño aquellos días, aún más ahora que no está.-



En fin, hubo un día en particular que se relaciona con la historia principal de este escrito:  un día, entramos a la tienda, y en medio del aburrimiento, algo se destacó en medio del mar de ropas y colgadores:  unas camisas de mucho color.  Me acerqué y lo primero que vi fue la etiqueta:  una foto de Duran-Duran. Me gustó, no me la probé, escogí el color, y mi Vieji me la regaló.-

Por ésos días, la expresión -"Ochentero"-  no existía (obvio, pués eran los ochentas).  Pero ahora, más de veinte años después veo en ella un artículo absolutamente ochentero.  Lástima que no conservé la etiqueta con la foto de Duran-Duran posando con ésas camisas.-






La Neosicodelia (finales de los ochentas)

No recuerdo el Cuándo y Dónde, pero si recuerdo el Quién:  fue mi Madre (Oriana), quién me la regaló.  Recuerdo haberla usado poco, algunas fiestas, y durante los noventas en la Universidad.  Esta camisa Sicodélica corresponden a los diseños de a finales de los ochenta, principios de los noventa, cuando la moda del Verano de las Flores volvió a la carga (Neosicodelia).   De las dos camisas, esta es la que me gusta más, y la que me queda mejor.-
Fiestas del colegio, o caminando por Puerto Montt, con mis entonces nuevos Botines Beatle, y las miradas de los transeúntes  (hombres y mujeres), al verme pasar.  ¡Quién sabe qué parecía!   Pero tenía el arrojo, y no me importaba..  sólo quería lucir como alguien de los sesenta.-


La sesión de fotos

Así que ayer, en pleno Día de la Mamá, tuve esta sesión fotográfica.   Nos reímos mucho con mi Amada, tanto por las poses como mi poca capacidad para ponerme serio, y no reír.     Las primeras no salieron bien, de hecho al ponerme la camisa ochentera, la abroché completa. El resultado fue parecerme al Doctor No.  Así, que probamos con la camisa desabrochada, y el resultado mejoró.-

Luego, la camisa Sicodélica: mis Botines Beatle, lentes Ojo de Gato, y mi guitarra Gretsch.   Un cigarrillo encendido, y más poses.   Aún sin poder concentrarme y evitar reírme, éstas fotos salieron mejores.  Incluso cuando el humo del cigarrillo se me fue a la nariz, mientras posaba con mi guitarra, terminé estornudando como la primera vez que fumé: "Un Quinceañero".-

Fue un lindo viaje a mi pasado, no sólo a mi moda, sino también a mi manera de pensar y de ver las cosas en ésos días.-







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